Esta semana comencé a leer un libro que me ha servido de reflexión para estos días de adaptación en la ciudad.
Estos días en la Capital he aprendido a vivir en un nuevo ambiente y a valorar las cosas que me ha dado la vida.
Cuando tenemos trabajo, estabilidad económica, creemos que eso es suficiente. Nos olvidamos hasta de el ser supremo. Pero en el marco de la vida nos vamos dando cuenta que la felicidad no está en las posesiones materiales.
Sin duda cuando estaba lejos en las afueras Honduras, estaba sola y no tenía familia. Tenía un trabajo y muchas cosas pero no era feliz. Ahora no tengo muchas cosas pero tengo nuevamente una familia que contradictorio todo esto, pero soy más feliz ahora que antes.
Lamentablemente muy tarde nos damos cuenta de las cosas que son importantes. A veces dejamos que el tiempo transcurra.
Mis vivencias en Tegucigalpa han sido muy interesantes desde los engorrosos trámites en el gobierno. Cuando tienes audiencia con un ministro y te la cancelan sin justificación. Que terrible la burocracia de este país.
Posteriormente fui atacada por mareros que terrible experiencia para mí, quien se podría imaginar que en un taxi va ser atacado, pero igual Tegucigalpa tiene cosas muy maravillosas.
Luego me extravié en el centro de la ciudad y no sabía cómo llegar a mi casa.
Otra de las vivencias fue cuando conocí a una chica que era muy especial pero jamás imagine que tenía un dudoso proceder. Que para conseguir dinero se le hace vender su cuerpo a trabajar con honestidad. Pero bueno como dice un adagio en el pueblo de Dios hay de todo y tenemos que ser más tolerantes. Aun con personas así.
Tegucigalpa me está enseñando cosas nuevas que no conocía y he conocido nuevas personas y otros ambientes diferentes al mío. A los que tengo que ser más tolerante.
Extraño las preciosas Islas de la Bahía pero estamos en una nueva experiencia. Que esperamos nos deje resultados positivos para el resto de la vida. No olvidare las palabras de mi mejor amigo “No te olvides de Dios y del Jarrón Azul”.
Porque me dijo eso porque antes de venirme de Roatán, este libro es de un hombre que venció todos los obstáculos y De Dios porque nunca me dejara de la mano.
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